Del azul al verde

Recuerdo que aquella mañana el cielo amaneció despejado, de un azul intenso, raso, despejado de nubes. Hacía frío pero el sol pegaba y nos reconfortó. El día se presentaba triste y aciago, lleno de emociones. Es curioso porque en enero no suele hacer tan buen tiempo, es más, se había anunciado lluvia y viento e incluso nieve, aunque todo se retrasó. Nos dieron una pausa para templar nuestros cuerpos fríos y demacrados. Días después el sol desapareció, el cielo se cubrió de nubes y soplaron ráfagas de un viento huracanado que precipitó las lluvias. Y luego un manto de nieve espesa lo cubrió todo y nos separó definitivamente.

Sé bien, aunque no lo dijeras con palabras, que no querías marcharte. Y créeme yo tampoco quería dejarte ir. Pero todo se volvió tan complicado que quedarte dejó de ser una opción y marcharte la única salida. Imposible luchar contra el destino. Inútil negarse. El final se aceleró como suele suceder en estos casos y no fue posible retenerte. El tiempo se agotó. Y para despedirme me dirigí al azul del sur, atravesando el verde norte. Dejé a mi paso campos y prados, montañas y bosques. De norte a sur, del verde al azul, sembré dolor y olvido.

Llegué a casa desolada, doliente y añorante, preparada para recordarte, lista para llorarte. Y entonces recordé un detalle insignificante: que del azul al verde sólo media un color, el amarillo, justamente el tuyo.

©lady_p

Participación en reto del Blog ‘El tintero de Oro’, convocatoria bajo el tema: escribir sobre un color.  

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23 comentarios sobre “Del azul al verde

  1. Hola Lady, vaya, todo le recordaba a esa persona, entre el verde y el azul, estaba su color favorito… En fin. Muy bien descrito el texto, muy bien usados los colores y lo que simbolizan, me ha gustado, te felicito.
    Gracias por participar.
    Un abrazo. 🙂

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  2. Hola Lady P. Las emociones y sentimientos descritos en tres colores, que nos recuerdan lo cerca que esta el amor del desamor y lo frágiles que son las relaciones. Así somos de complicados. Un abrazo.

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  3. El amarillo , aunque no he visto ningún comentario al respecto, también es el color de la cobardía, así que el norteño, aunque al principio tuvo lo que había que tener para atraer a la sureña, finalmente se rajó, y la sureña volvió a casa, decepcionada. Pero casi todo lo que termina, termina así. Solo hay que pensar: que nos quiten lo bailao.

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