El corsé…

Desde el Blog ‘El bic naranja’ se nos invita a inspirarnos en la foto para escribir sobre el tema: ‘el periódico da la talla’

No me puedo creer que a estas alturas de la vida y con esta figura esté pensando en comprarme un corsé…Menos mal que está de oferta. La etiqueta no se lee bien, la letra es demasiado pequeña, pero la marca sí: está fabricado en Paris. Las varillas parecen muy flexibles, me ajustarán y estilizarán. Tendré que probármelo, con el frío que hace. Y luego compraré unas medias para el liguero…

Vaya contrariedad porque este artefacto debe ser muy molesto e incómodo… Y todo por un caprichito de mi George… No sé si daré la talla…

©lady_p

FEBRERO/2024

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Una puerta de salida

Me oculté en la playa. No sabía a dónde ir para que no me encontrasen y recordé una pequeña gruta entre las rocas.  Una vez allí, encerrado, en más absoluta oscuridad, repasé varias veces lo ocurrido. Primero una acalorada discusión y después un fuerte golpe en el pecho. Tirado en el suelo, casi sin aliento, me sobrepuse y respondí con un potente derechazo directo a la mandíbula. John cayó al suelo como un peso muerto, con la mala fortuna de golpearse el cráneo con el bordillo del escalón de la barra. Un hilillo de sangre brotó de su nariz hacia el labio superior. Alguien gritó: «¡Lo ha matado! ¡John está muerto!». Entonces corrí. Un fuerte dolor me apretaba el pecho. No recuerdo las calles, solo que corría dejando detrás el revuelo y los gritos cada vez más lejanos hasta que dejé de oírlos. Entonces paré para coger aire. No podía pensar donde esconderme hasta que recordé esta cueva y aquí estoy. De nuevo un intenso dolor en el pecho y un escalofrío recorre mi cuerpo hasta que me duermo profundamente… No siento nada.

Al despuntar el día decidí salir y dar la cara. Afrontar las consecuencias. Anduve por la orilla hasta que de súbito encontré una puerta abierta frente a una duna. No tenía sentido pero no dudé. Entré precipitadamente. Miré a mi alrededor: era otra playa. Respiré hondo creyéndome a salvo. Ya no experimentaba dolor alguno así que caminé tranquilo, sin rumbo, hasta que de repente divisé a lo lejos una silueta que caminaba hacia mí. Conforme se iba acercando comprobé que se trataba de un chico joven. La imagen borrosa era cada vez más nítida: «No puede ser, pensé. Es John». Me quedé quieto mientras él avanzaba hacia mí. Cuando lo tuve delante observé el hilillo de sangre sobre el labio superior y un hematoma en la barbilla. Nos miramos:

−Bienvenido al otro lado −dijo.

−No puede ser −afirmé titubeando− ¿Estás muerto John?

Entonces me miró fijamente a los ojos y afirmó:

−Tú también, amigo mío. Tú también.

©lady_p

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Participación en el reto ‘Viernes creativos’ a iniciativa de Ele y su blog “Escribe fino” quien esta vez nos invita a escribir un relato sobre ‘una puerta por donde escapar’, inspirado en la fotografía de Shinn Abedinirad.