Mirando al futuro

Participación en el consurso convocado por, Libros.com  e inspirado en Virginia Woolf: Un día en «Una habitación propia»: Inspirado en el ensayo de Woolf, narra un día en la vida de una mujer que ha encontrado ese espacio literal o metafórico que le permite crear, pensar y ser.

Hoy me desperté pensando en las mujeres de las futuras generaciones, en las que vendrán después de mí, en cómo vivirán y qué será de mi legado. Y dejándome llevar por esta idea les escribo cómo si ya pudieran leerme…  

El traslado a Bloomsbury desde nuestro elegante barrio de Kensington, me ha devuelto una sensación de paz desconocida hasta ahora. A pesar de ser ésta una casa más modesta y bohemia, puedo disfrutar de un espacio amplio, con chimenea y un ventanal desde que el que se domina el bosque y el rio Ouse. Tal y como he venido defendiendo, toda mujer que quiera ser escritora debe gozar de independencia económica y personal, y por ello disfrutar de una ‘habitación propia’ como espacio físico y metafórico para crear e imaginar libre de tutelas. Yo lo necesito. Todas lo necesitamos.

No desmerezco a ninguna, pero las mujeres también debemos contribuir al progreso y a la cultura. Más allá de ser esposas y madres queremos colaborar en la economía y desarrollar una labor intelectual. Y para ello hemos de contar con cierta independencia, tener un trabajo remunerado en igualdad de condiciones que los hombres. ¿Acaso no somos tan inteligente, y en ocasiones, hasta  más que ellos? Esto llegará con el tiempo, vosotras lo tendréis más fácil.

Respecto a mi legado os diré que cuando escribí «La señora Dalloway» explicité un modelo de vida típico de una dama londinense cuyos días transcurren entre las fiestas de la alta sociedad. En aquel entonces todos estábamos hambrientos de relaciones y bailes después de la gran guerra. Quise exponer el papel desempeñado por la esposa de un parlamentario y aproveché el contexto de las numerosas reuniones habitualmente celebradas, para expresar mis opiniones sobre política, feminismo o economía. Las mujeres necesitamos ser oídas y una escritora expresa sus ideas y pensamientos a través de sus múltiples personajes, de manera que hablé por boca de Carissa como también lo hice con Orlando.

Si os preguntáis si estoy orgullosa de haber escrito Orlando, os diré que sí, que lo estoy. Sé que representó un escándalo el que un joven aristócrata, rico y seductor se hiciera mujer. Algunos amigos me advirtieron sobre las posibles consecuencias y las habladurías a las que daría pie. Pero no me importó. Recuerdo que de vez en cuando me sentía frágil o abatida. Pasaba días encerrada en mi habitación sin comer. Todos se preocupaban y me preparaban deliciosos manjares que apenas atravesaban mi garganta vomitaba. Pero cuando mejoraba, Orlando me divertía y a través de él dejé volar mi imaginación y canalicé mi auténtica identidad, pues mi matrimonio con Leonard en realidad ha ocultado un amor apasionado por Vita, la mujer de mi vida.

Os escribo ante la ventana, mientras observo las mansas aguas de río Ouse. Confío en dejaros un mundo mejor y más libre. ¡Disfrutadlo! 

®lady_p

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Un comentario sobre “Mirando al futuro

  1. Hola, Lady.

    Afortunadamente, el mundo va mejorando en estas cuestiones; muy lentamente y con muchos obstáculos, pero avanza. Muy a pesar de los regresistas, los moralistas de covachas y los abanderados con falsos colores e himnos.

    Confiemos en que las nuevas generaciones sigan dando pasos hacia delante.

    Buen relato, Felicidades.

    Un Abrazo.

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