En la vieja estación todo seguía igual. El tiempo parecía haberse detenido. Eso pensé cuando al entrar vi aquellos asientos viejos y decolorados, colocados, como siempre, en el mismo sitio junto a la pared…
Siempre me gustó viajar en tren y las estaciones me parecen una digna metáfora de la vida: hay trenes que llegan, paran y te subes. Otros que dejas pasar ante tus narices, cuestionándote si el destino es o no conveniente. Y a veces, alguno pasa de largo porque llegamos demasiado tarde… Además, estas terminales conforman espacios donde confluyen sentimientos encontrados. Lugares donde se producen encuentros deseados y esperados pero también despedidas inevitables. Así que sí. Las estaciones me producen cierta nostalgia y despiertan en mi memoria el recuerdo de viajes inolvidables, como aquella primera vez que fui con mis padres a Madrid para conocer a mi sobrino cuando yo apenas tenía once años…
Por aquel entonces la estación de mi ciudad era –para mi gusto- más bonita que la actual: antigua, con cubierta a dos aguas y cerchas de hierro. Cuando llegamos el tren estaba parado en la primera línea del andén y se extendía a lo largo una fila de vagones enumerados con las puertas abiertas para que los viajeros se fueran incorporando. Sonaba el bullicio de la gente. Y aunque íbamos bien de tiempo, todos parecíamos tener prisa y caminábamos acelerados de un lado para otro: abrazos apretados y besos a pie de los tres escalones de acceso al vagón, demasiado altos para mí. Y una vez dentro, los viajeros se apelotonaban de pie en el pasillo, mirando por las ventanillas, despidiéndose con gestos y con palabras de aliento y cariño, hasta que un ligero impulso, acompañado en un sonido característico, y comenzaba a moverse lentamente, deslizándose despacio por las vías hasta que poco a poco notábamos cómo aceleraba y las personas se iban haciendo diminutas y lejanas: el viaje comenzaba…
©lady_p
Participación en “Relatos Jueveros”. Esta semana desde el Blog Neogeminis que nos invita a escribir sobre ‘los rastros de una existencia’.
Si te gusta vota o comenta!
Las estaciones y los trenes, para mí, también tienen algo especial. 💐💐🎈🎈🎈
Me gustaLe gusta a 1 persona
Hola Lady_p
Sí, los trenes y las estaciones conforman un mundo mágico, presagio de aventuras. Rastros de existencias, de vidas que, en muchos casos, ya no están.
Me gustó el micro. Un abrazo.
Marlen.
Me gustaLe gusta a 1 persona
Muchas gracias Marlen! Un abrazo!
Me gustaLe gusta a 1 persona
Tienen las estaciones una carga emotiva muy especial, son NO lugares en donde la estancia es transitoria y donde, a pesar de la velocidad en que unos pasan y nadie queda, las presencias se advierten como trazos sutiles que dejan huella hasta sin quererlo. Bello texto para sumarte a este encuentro que nos convoca. Muchas gracias por sumarte. Un abrazo
Me gustaLe gusta a 1 persona
Gracias a tí por tu amable lectura! Un abrazo!
Me gustaMe gusta
Hola Lady, tu relato ha quedado esperanzador dentro de todos los integrantes del grupo, un viaje que comienza, aunque los asientos que han sufrido los estragos del tiempo estén ahí. Buen relato.
Un abrazo. 🙂
Me gustaLe gusta a 1 persona
Gracias Merchest! Un abrazo!
Me gustaMe gusta
Hola Lady, cuántos y cuántos recuerdos se han vivido en las estaciones y andenes del tren. Qué bonito viaje, muy emotivo. Un abrazo
Me gustaLe gusta a 1 persona
Gracias Nuria! Un abrazote!
Me gustaMe gusta
Es cierto que las estaciones nos traen nostalgia porque es el encuentro y despedidas de seres queridos. Y cuando subes al tren y te vas alejando ves aquellas perosonas diminutas , es como el calor de ellas se fuera apagando, nunca olvidando. Muy bonito tu texto. Un beso, feliz fin de semana.
Me gustaLe gusta a 1 persona
Gracias Campi! Un abrazo!
Me gustaMe gusta
Los trenes tiene magia, idas y vueltas, de todos los colores, con muchas e infinitas historia… Como tu entrada que muestra esos que llegan a tiempo, los que pasan de largo y alguno que dejamos pasar.
Buenísima entrada, un abrazo.
Me gustaLe gusta a 1 persona
Gracias Cecy! Un abrazo!
Me gustaMe gusta
Suelo viajar a menudo en tren y me ha pasado más de una vez que alguna de esas estaciones se me transforma en laberinto del que pareciese casi imposible salir y es curioso porque ciertamente, cuando me pasa, me da por querer sacarle sentido a la metáfora de la metáfora. Algo tienen los viajes que nos transportan no solo de un sitio a otro sino también a otros mundos. Muy inspirador tu relato, es estupendo. Abrazos.
Me gustaMe gusta
Efectivamente Esther, las estaciones tienen algo especial que nos dispara las sensaciones. Gracias! Un abrazo!
Me gustaMe gusta
En los trenes de cercanías
nacen amores y averías
Me gustaLe gusta a 1 persona
a la vuelta del viaje las siluetas de humanidad estarán más marcadas por sobre el respaldo. porque habrá una vuelta aunque sea para comprobar esa y otras cosas. Cerchas de hierro! deformación profesional? En Barcelona aún está la estación de Francia; las demás son paradas de metro grandes.
abrazoo
Me gustaLe gusta a 1 persona
Aprendí algo de mi pareja que era aparejador…Todas las relaciones tienen mucho positivo. Gracias por tu lectura. Saludos!
Me gustaMe gusta
Veamos si consigo comentar…
Me ha gustado mucho tu relato, Lady_P. Yo también creo que las estaciones tienen algo especial, con su ida y venida de trenes y sus pasajeros.
Un besazo enorme
Me gustaLe gusta a 1 persona
Gracias Dafne! Un abrazo fuerte!
Me gustaMe gusta