El viaje de Nour

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Nour sostiene a la pequeña Dara en sus brazos. Su madre la acompaña hasta el acantilado desde donde se divisa la playa. Han llegado en un Jeep desde Aleppo y apenas tienen tiempo para despedirse. Los ojos oscuros de la anciana destilan tristeza: «No volveremos a vernos hija. Soy demasiado mayor para marchar contigo. Cuida de mi nieta. y háblale de su familia y de su tierra. Que Alá os proteja». Las tres se funden en un largo abrazo. Luego la joven, cargada con su hija y una pequeña bolsa a la espalda, comienza a descender hasta la cala, caminando firme y sin mirar atrás, recordando las palabras que su madre le había dicho antes de iniciar el viaje: «Vete y no mires atrás. Todo cuando ha de venir está ante tus ojos».

En la orilla, dos hombres apartados del resto, se encargan de recoger el pago acordado. Nour les entrega el equivalente a dos mil euros -toda la fortuna familiar más una deuda que pagarán de por vida- correspondientes a su plaza en el cayuco. Luego le entregan un chaleco salvavidas que se ata alrededor del cuerpo, y aunque pide otro para Dara, no se lo dan porque sólo ha pagado un asiento. Un chico joven, como de veinte años, le da su cinturón para que ate su cuerpo al de la niña, así si caen al agua, flotaran juntas.

Enseguida los van llamando uno a uno y les asignan un lugar. A ella le toca sentarse entre dos hombres desconocidos. El asiento es una tabla de madera que cruje con cada pequeño movimiento, donde los cuerpos se colocan tan pegados que pueden sentirse los latidos del corazón y la respiración ajena como una sinfonía, todas al compás, unidas por el mismo miedo. Dara está inquieta y no para de moverse. Tiene sueño. El cayuco se balancea conforme los pasajeros se acomodan apretados, tan hacinados que apenas pueden moverse. Ante sus ojos el Mediterráneo parece inmenso. Nour cierra los ojos y abraza fuerte a su hija: la suerte está echada. Atrás queda una ciudad en ruinas, apenas un trozo de techo, frío, y sobre todo hambre, mucha hambre. Sea lo que fuere que le estuviera esperando no podría ser peor.

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El cayuco comienza a moverse lentamente, abriéndose paso a través de unas aguas mansas y calmas. Nour recuerda cómo empezó todo. Fue justo aquel día que supo que su hermano Abdel había llegado vivo a Italia, a un lugar llamado Sicilia. Hassam, su primo, lo contó con todo lujo de detalles. Él conocía el trayecto pero no tuvo suerte y lo enviaron de vuelta. Dijo que muchos murieron. Que la barca se mecía y todos vomitaban. Se les acabó el agua y la comida. Algunos desesperados bebían el agua del mar. Tenían diarreas incontroladas. El hedor lo impregnaba todo. Los niños lloraban. Las mujeres gritaban. Las madres exhaustas, agotadas, no podían calmar a sus hijos. Las noches eran frías y eternas. Se quedaban dormidos unos contra otros. Al amanecer los cadáveres eran arrojados por la borda. Así, hasta que pasados cinco o seis días, tal vez alguno más, uno de los capataces gritó ¡tierra! y todos los que sabían nadar o flotar se echaron al mar arrastrando sus débiles cuerpos hasta la orilla, jadeando, llorando, sollozando…

Enseguida llegaron algunas personas a socorrerlos. Les dieron mantas, ropa seca y comida. Les ayudaban a ponerse en pie hasta que tambaleándose conseguían sentarse en tierra firme. Luego trasladaron a los enfermos a un hospital y a los demás a un centro donde les atendieron, se ducharon, les dieron ropa limpia y después comieron…

Nour se estremeció y un escalofrío le recorrió el cuerpo. Entonces recordó cómo había sido violada por un grupo de soldados hacía dos años. Nueve meses más tarde, después de un parto terrible y complicado, en un rincón, en la penumbra de las ruinas de su casa, Dara vino al mundo, sana y perfecta. Una niña nacida de la crueldad humana y en un lugar equivocado. Condenada a no tener infancia y a vivir entre los restos de la que tiempo atrás fuera una ciudad próspera y con recursos.

Aquella noche, cuando Hassam acabó su relato, Nour soñó con aquel lugar lejano y extraño donde vivir en paz. Al día siguiente su madre le propuso conseguir el dinero vendiendo todo cuanto les quedaba, endeudando a toda la familia, y apostar por aquella travesía, albergando la esperanza de que se encontrara con su hermano y ambos tuvieran una oportunidad en aquella ‘tierra prometida’ donde no había guerra ni miseria. Un lugar donde Dara crecería libre para poder jugar, reír, ir al colegio y vivir sin miedo.

Una semana después de la partida, el cayuco tocaba tierra en Lampedusa. Cuentan que apenas hubo supervivientes pues les había alcanzado una fuerte tormenta. Nada se supo de Nour ni de Dara, por eso nadie cree que hayan sobrevivido. Sólo Kamila, su madre, quiere creer que llegaron vivas, que se encontraron con Abdel, su hijo, y que viven felices en esa tierra lejana que llaman Italia, porque el único derecho inalienable de los habitantes de Aleppo es el derecho a soñar.

©lady_p   

Desde el Blog «El Tintero de Oro» este mes nos proponen participar en un concurso de relatos con la ‘injusticia social’ como telón de fondo. Para más información visitad su Blog.    

36 comentarios sobre “El viaje de Nour

  1. ¡Ay, Lady! ¡Qué trabajito me ha costado leer tu cuento!
    Este es uno de esos temas que pasan por el corazón antes de llegar siquiera a la mente. Luego, las letras se van tornando imágenes y el corazón llora por la injusticia y por nuestra falta total de empatía.
    Todo aquel que no sienta las ganas inexcusables de salir con una manta y algunas viandas en pos de la llegada de estos esperanzados «invasores», es que no tienen sangre en las venas.
    El cuento es tremendo, has sabido transmitir todo lo que pueden sentir estas personas por unas gotas de esperanza y el derecho a una vida en paz y tranquilidad. Como siempre digo, hay que estar muy desesperado para jugarte tu vida y la de tus hijos en una patera, lanzándote al hambriento mar. El terror que dejan atrás es muchísimo más grande que el que tienen que afrontar para conseguir llegar a su destino. ¡Qué caras son la ilusión y el optimismo por mejorar sus vidas!
    Esta frase: «Vete y no mires atrás. Todo cuando ha de venir está ante tus ojos», lo dice todo.
    El falso final te deja en shock; porque, en definitiva, la realidad es mucho más trágica que la fantasía. Ojalá el último párrafo pudiera ser eliminado de las historias de estos sufridos hermanos.
    Felicidades, paisana. Un grandísimo cuento.
    Abrazo emocionado.

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    1. Muchas gracias paisano. Escuchando las noticias en la radio se me ocurrió abordar el reto del ‘Tintero’ desde la perspectiva de una joven migrante siria. Para mí también ha sido un ejercicio de empatía ponerme en su piel para imaginar, desde el confort de mi casa, semejante tragedia…Como siempre gracias por tu comentario. Un abrazo!

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  2. Hola lady_p.
    Nos traes una de las lacras de la sociedad actual: el rechazo a inmigrantes que escapan de guerras y del hambre, con sus niños y sus viejos a cuestas, para alcanzar la «tierra prometida». Sin saber que lo que les espera es igual o peor de lo que escapan, sin saber que Dara, esa niña nacida de la crueldad humana, en un lugar equivocado, lo más probable es que no tenga un futuro.
    ¡Enorme tristeza la de pertenecer a un mundo tan injusto, tan idiota que no es capaz de cuidar a los seres que en él vivimos!
    Un abrazo. Marlen.

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  3. ¡Hola Lady_P! Tremendo relato, lleno de emotividad, el que nos traes para este reto. Es difícil imaginar situaciones así desde el sofá de nuestra casa pero creo que has logrado transmitir con gran acierto emociones como el miedo o la incertidumbre.
    Es horrible lo que deben estar pasando para abandonar todo y embarcarse en una patera que no les da seguridad ninguna.
    Un saludo y suerte en el concurso.

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  4. Hola Lady_p. ¡Qué tremenda injusticia y barbarie se ha cometido, y se está cometiendo, con Siria! todo por una concepción mísera de la geopolítica y las ansias de algunas potencias de adueñarse de lo que no les corresponde, pasando por encima de las vidas de los habitantes de esas tierras. La historia del pueblo sirio es la de tantos otros sometidos a la barbarie de la guerra, con la que muchos pierden y unos pocos ganan. Tu relato es muy emotivo, contándonos la desgracia de la emigración de quienes escapan de la muerte en la personificación de Nour y Dara. Emociona la constancia de la madre, que a pesar de concebir una hija fruto de una experiencia tan traumática como una violación, es capaz de entregar su vida por ella y por su futuro. Podías haber acabado el relato con un final feliz, pero creo que aciertas al no rebajar la crudeza y el dolor que nos envuelve en la lectura en los párrafos finales, pues el impacto en más hondo. Un abrazo.

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    1. Muchas gracias por tu amable lectura. No quise rebajar la crudeza de la realidad e intenté mostrar el drama tal cual. Desgraciadamente así ocurre a diario con muchos migrantes y muchas madres que, como Nour, se dejan la vida apostando por una vida mejor. Un abrazo!

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  5. Hola, Lady, terrible y estremecedor relato que desgarra el alma. ¡Qué bien has sabido contárnoslo! Tus palabras nos van llevando por el mar siguiendo ese cayuco con Nour y Dará. Y soñamos, queremos soñar con Kamila, que sí, que llegaron, porque necesitamos seguir viviendo, aunque rotas de dolor por dentro.
    Felicidades y suerte en el concurso.

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  6. Me ha gustado mucho el cuento. Una historia dura, durisima, muy bien narrada. Acertado también el uso de flashbacks para conocer un poco más la historia de los personajes. Y el final , como te han dicho por ahi, y aunque me pese, mejor como las dejado. No le pongo ni un pero a tu cuento. Mucha suerte en el concurso. Un abrazo!!

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  7. Hola, lady_p. Vaya historia tan triste como real nos traes, que si le viene al pelo al tintero de este mes, más nos valdría ser todos calvos por haber evolucionado socialmente tan poco, y sigamos manteniendo la miseria por tan injusto reparto de riqueza.
    Saludos y suerte.

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  8. Hola. Excelente relato muy bien escrito en el que nos muestras el drama mas grande que afecta a la humanidad luego de la guerra… El Drama de los Inmigrantes y refugiados. Con esa extraordinaria forma de escribir, mas que palabras nos has entregado imágenes que resultan difícil de evitar nos afecten de alguna manera… ¡Saludos!

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