Pulsar él mismo el interruptor, eso fue lo que hizo. Y entonces todo el edificio comenzó a destilar agua. Una lluvia menuda caía constante sobre las oficinas, y en apenas cinco minutos, sembró el caos. Todos se precipitaban intentando salvar los documentos escritos colocados sobre sus mesas. Saltaron chispas de algunos enchufes. La gente corría despavorida creyendo que se habría declarado algún incendio en una de las plantas del edificio. Los ascensores se atascaban y en las escaleras se había formado un tapón. Yo estaba petrificada mirando a mi hijo: sólo a un niño tan inquieto se le habría ocurrido presionar el botón de alarma…
©lady_p
Participación en “Relatos en Cadena”. Semana 11: Pulsar él mismo el interruptor…
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Que buen micro. Y es que los niños movidos no se les puede perder de vista. Un abrazo
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Muchas gracias Nuria. Un abrazo!
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