
Aquel atractivo e irresistible vendedor me guiñó un ojo. Turbada e inquieta miré a mí alrededor para comprobar que era yo el objeto de deseo. Y segura como estaba, respondí sonriendo, pasando mi lengua por el labio inferior provocadora y coqueta… Esperaba un nuevo gesto a mi desafío pero él, un tanto perplejo y nervioso, se giró para colocar, un poco tembloroso, los productos en las estanterías. Cuando se volvió de nuevo hacia mí, una segunda ráfaga de guiños me sorprendió: era evidente que aquel hombre no flirteaba, simplemente padecía un tic nervioso.
©lady_p
Participación en Relatos en cadena. Semana 14. La frase de inicio para los microrrelatos de esta ronda es: Aquel atractivo e irresistible vendedor…
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