Mejor sin ti

El reto de ‘Cinco Líneas de Adella Brac’, este mes de abril nos invita a escribir con las palabras: mitos, muchos y punto.

No sé cuántos mitos había escuchado. Todos hablaban de heroicidad e imaginé que pronosticaban su valentía, su entereza. Seguramente fueron muchos. Pero llegado el momento le vi cobarde, miedoso y pusilánime. Todo en él era papel mojado. Milongas. Palabras que se llevó el viento en un instante. Estaré mejor sin ti, sin duda, aunque ahora no lo vea, aunque me duela. Estaré mejor sin ti. Y punto.  

©lady_p

Buena presencia

Participación en el concurso mensual sobre abogados, este mes de abril deben incluirse las palabras: Razonar, formación, confesión, manido, primavera.

Intentaba razonar con mi cliente, una persona sin formación aunque su confesión parecía creíble. Se presentó en mi despacho con un traje manido, más propio de un mendigo o indigente. Ni siquiera se había afeitado y mostraba una barba oscura de varios días. Le hice una observación sobre la importancia de la buena presencia, explicándole que en un juicio todo es tenido en cuenta. Él bajó la mirada un tanto desconcertado y a continuación me explicó que no tenía otro atuendo mejor para una ocasión como esta y que cambiaba su look en primavera. «Bien» le dije. «Para esa fecha será el juicio».

Llegado el día cambió el vestuario y se rasuró la barba. Ahora lucía una camisa floreada que le infundía un aire más jovial y fresco. Pero no ganamos el litigio. Tal y como le había dicho, en un juicio todo es tenido en cuenta…

©lady_p

Justicia

En la convocatoria del mes de abril ‘Escribir jugando desde el blog de lidia’ se nos invita a escribir sobre un nuevo desafía: descúbrelo.

El caballero se quitó la loriga y extrajo del interior una pluma de ave, símbolo del amor. Pidió al rey un juicio justo que le hiciera merecedor de su confianza y le concediera la mano de su hija por méritos propios. El desafío era que la pluma pesara más que una misteriosa bolsa, cuyo interior guardaba uno de los tesoros más preciado para el Rey.

Todos pensaron que el caballero no superaría aquella prueba. Pero cuando observaron la inclinación de la balanza todos gritaron: «¡Ohhh!» Entonces alguien preguntó: «¿Qué contiene la bolsa majestad?» Y el rey contestó contundente: «Lealtad».

©lady_p 

El autobús

Microrrelato para la ‘Fundación Cinco Palabras’, este mes de abril propuestas por Rafael Lobeto Lobo: vida, mar, océanos, arte y salvamento.

Mi vida transcurría en un mar de dudas, navegando en océanos de palabras malditas que me impidieron conocer el arte del buen amor. La maldición parecía haberse transmitido por línea materna: de mi abuela a mi madre y de ella a mí. Me preguntaba a diario si no habría alguna pócima que rompiera el hechizo, aquel mal de ojo que se sucedía en el tiempo, generación tras generación. El salvamento llegó el día que decidí subirme a aquel autobús que me llevaría a ninguna parte. Y nunca más volví a mirar atrás.  

©lady_p

La despedida

Esta semana desde el Blog Escribe fino, en la convocatoria para ‘Viernes Creativo’, se nos invita a escribir sobre ‘la despedida’, inspirándonos en esta foto de Carole Bellaiche.
Fotografía de Carole Bellaiche

Ya sé que no te gustan las despedidas. Tampoco a mí me resulta fácil decirte adiós. Pero estoy convencido que será lo mejor para ambos. Continuar sólo representa una fuente de sufrimiento y de frustración. Y estoy cansado de esperar inútilmente.

Recuerdo la primera vez que te vi hace ya muchos años. Entonces tenías el pelo corto y la mirada inocente. ¡Éramos tan jóvenes! Sobre todo tú. Cuando me miraste encontré dolor dentro de ti. Luego supe que era verdad, que sufrías, que tu vida no era fácil y creí que era yo quien debía redimirte. Y sí, primero te salvé pero después te perdí.

Pasó el tiempo y vinieron muchas dificultades que afrontamos juntos hasta conseguir capear el temporal. Juntos logramos arrancar las malas hierbas de tu alma. Rescatar lo mejor de nosotros mismos para ofrecérnoslo y compartirlo. Yo tenía una fe ciega en ti y no supe ver lo que se avecinaba. Y tú te fuiste apartando poco a poco, te alejaste de mí sin que nada pudiera hacer para retenerte. Al final te dejé ir, aunque siempre pudiste contar conmigo y siempre estuve cerca cuando me necesitaste.

Pero ya no quiero estar. Es hora de caminar separados. De coger las riendas de tu vida y afrontar tu sola tu propia realidad. No me busques, no me llames, no me escribas. Ya no quiero saber de ti. Te lo digo porque es lo que grita mi corazón aunque sin acritud, sin rencor ni hosquedad.  

Espero que pienses en mí con la misma gratitud que yo lo hago. Te deseo una vida plena de momentos felices, de instante fugaces de alegría, de oportunidades y ocasiones que te proporcionen todo el bienestar que mereces…

©lady_p

La entrevista

En ‘Relatos Jueveros’ desde el Blog ‘Neogéminis’ se nos invita a un nuevo reto: escribir una historia en la que la incomodidad forme parte del nudo del asunto.

Miki era tartamudo. Fuimos compañeros en el colegio y después en el instituto. Era un chaval estupendo pero su tartamudez me hacía sentir tremendamente incómoda. Recuerdo que lo pasaba muy mal cuando se atascaba. Me ponía nerviosa. Me aceleraba y tendía a completar sus frases. Era un chico inseguro y tímido, consciente de su dificultad para construir palabras y enlazarlas de corrido.

Pues bien, han pasado treinta años y Miki –Miguel Aguirre- es ahora un escritor reconocido, con algún que otro premio a sus espaldas. Escribe cuentos y relatos infantiles y el periódico me ha concedido el honor de entrevistarle.

Al principio, cuando me asignaron esta tarea, no sabía que era él. Pero recopilando información enseguida lo reconocí. Recordaba que se sentaba a mi lado en clase. Pero su continuo balbuceo se convirtió en una barrera insalvable para mí y me distancié.  

El caso es que tenía que volver a verlo. Peor aún. Tenía que entrevistarlo y no había manera de eludir aquel encuentro. Así que lo llamé por teléfono para quedar. Primero me presenté y luego le comenté que habíamos sido compañeros. Él contestó a todo con escuetos monosílabos o frases cortas. Y quedamos para el día siguiente en la cafetería del periódico.

A las 12.00 en punto un hombre alto y fornido me esperaba en la puerta. ¡Quién lo iba a decir! Aquel chico larguirucho, delgado y con espinillas en la cara, era un hombre atractivo, con un excelente aspecto. Intenté estar relajada y recordar que la tartamudez no estaba reñida con su brillantez como escritor.

Para mi sorpresa Miguel Aguirre, Miki, se expresaba apenas sin tropiezos. Me contó cómo fueron sus comienzos y lo terapéutico que había resultado escribir para niños, relacionarse con ellos. Su inocencia e ingenuidad le transmitieron seguridad y confianza. Me contó que toda la fluidez que le falta al hablar le sobraba al escribir. Que el silencio y la soledad de la adolescencia se convirtieron en espacios increíblemente creativos, pues gran parte de su obra la concibió en esa etapa.

La entrevista fue un éxito en lo profesional y todo un logro en lo personal. Recibí una gran lección de resiliencia y superación. Y aquella sensación de incomodidad que sentía ante su presencia se desvaneció para siempre.

©lady_p

Donde hubo…

XXXVII EDICIÓN DEL CONCURSO DE MICRORRELATOS DE RADIO TV LAVAPIÉS. La última ganadora, Aurora Rapún , nos propone una temática muy sugerente y abierta a la imaginación: FUEGO.

De repente nada era como antes. Algunos gestos habían desaparecido entre nosotros, y aún sin saber bien lo que pasaba, sentía que ya no había complicidad y que su pasión se ahogaba a fuego lento. Que su mirada fogosa, que antes lanzaba llamas de pasión, ahora se tornaba recia, fría y distante. Que el fuego de sus ojos parecía haberse extinguido sin que ya nada se pudiera hacer. Que sus palabras carecían del mismo tono y de un único significado, que ya no eran sino un fuego amigo, unidireccional, autónomo, lejos de aquella reciprocidad esperanzadora y esperanzada. Y entonces lo comprendí: donde hubo fuego no siempre quedan rescoldos.

©lady_p

Fallo visual

el concurso de microrrelatos de la cadena ser ‘relatos en cadena’ en su semana 22 nos invita a escribir 100 palabras que comiencen con la frase: desbordado de negativos defectuosos...

Desbordado de negativos defectuosos, pensé que la fotografía no era lo mío. Lo había intentado en repetidas ocasiones pero unas veces fallaba el encuadre, otras la perspectiva, eso cuando no inclinaba el horizonte. Ni siquiera las líneas guías me servían para orientarme. Me llovían las críticas cuando colgaba una de mis fotos en cualquier foro. Y me preguntaba por qué fallaba tanto cuando, hoy por hoy, cualquiera hace una buena foto simplemente con un teléfono móvil. Entonces mi amigo Raúl sentenció: «¿Y si te revisas la vista?». Y ¡voila! Mano de santo…

©lady_p

El trébol

Desde la fundación cinco palabras, amaia nos invita a escribir el micro de este mes con las palabras: extintor,bailar, palo, cordón y trébol.
Amaia

Desde que presencié aquel incendio, allá donde voy necesito localizar algún extintor. Y en esta discoteca lo vi nada más entrar. Un instante después comencé a bailar recorriendo la pista de un extremo a otro: salsa, merengue, reggaetón… No me dio palo que todos me miraran mientras me ataba el cordón que casi me hace tropezar y perder el equilibrio. La noche fue divertida y bailona. Salí al amanecer, y de camino a casa, un trébol de cuatro hojas crecido al pie de la carretera, salió a mi encuentro. Entonces pensé: «hoy puede ser un gran día, duro con él».

©lady_p

La invitación

Desde el blog ‘Acervo de letras’ el Vadereto de este mes de marzo nos invita a imaginar una cita después de Recibir una carta escrita con una letra manuscrita preciosa,
¿quién escribe a mano hoy en día?
El texto es breve y claro:
El escribiente anónimo te invita a cenar al restaurante X

Encontré la invitación debajo de la puerta de entrada. Venía en un sobre de color azul, mi favorito. Dentro, escrito de puño y letra con una escritura firme y con personalidad, había una invitación a cenar en un conocido restaurante local, para el próximo sábado. La contraseña sería un libro y una flor. Yo debería ir vestida de negro y llevar “Mujercitas” y una rosa blanca. Él supuestamente llevaría “La Odisea” de Joyce y un lirio blanco. Aquellos libros tenían un especial significado para mí.  

Dudé sobre si aceptar o no ¿ quién podría ser tan atrevido anfitrión que me invitaba de manera anónima e incluso dejando instrucciones sobre el atuendo? Si me conocía ¿por qué no acercarse y hablar? A fin de cuentas nada mejor para conocer a alguien que el método tradicional: o sea una buena conversación en directo. Esa es la manera más segura para una primera toma de contacto. Mirar a los ojos, observar los gestos, la forma de hablar, los detalles. En fin, todas esas cosas que nos dan pistas sobre cómo puede ser un desconocido. Así que pensé que había alguna razón por la que no se atreviera a acercarse directamente a mí. Las casualidades no existen…

En fin que pasé varios días dándole vueltas al asunto y dudando sobre si aceptar la invitación. Pero la curiosidad me pudo.

Y cuando me levanté el día ‘d’, fui a la peluquería y a una floristería para comprar una rosa blanca. Preparé todo y lo puse encima de la cama. Sólo quedaba esperar unas horas que, dicho sea de paso, pasaron con cierta lentitud. Finalmente me vestí, cogí el libro y la rosa y salí de casa dispuesta a vivir la aventura.

Cuando llegué al restaurante miré por la ventana y comprobé que el salón era bastante pequeño y estaba vacío. Entré. De inmediato el metre me condujo a otro salón interior, a un reservado, dónde tampoco había nadie. Pedí un vermut y me dispuse a disfrutarlo sin quitar los ojos de la única puerta  del local.

Unos cinco minutos después entró una señora. Vestida de negro, con el mismo libro y la rosa blanca. Ocupó una segunda mesa. A continuación llegó otra, también de negro, con el libro y la rosa. Me pareció una burla, pero me quedé sentada, esperando a ver qué pasaba. Pasados un par de minutos entró otra, otra y otra más. Así hasta que en cuestión de diez minutos las mesas se llenaron de mujeres de negro, y sobre cada mesa, a la vista, un ejemplar de “Mujercitas” y una rosa blanca. Todas nos mirábamos con casa de sospecha. Hasta que de pronto el metre se colocó en el centro y dijo:

−Atención señoras. Con todas ustedes el anfitrión: el famoso fotógrafo Chema Madoz, quien con vuestro permiso os hará una fotografía para celebrar el centenario de la publicación de “Mujercitas” y optar al libro de los Guinness.  

La puerta se abrió y apareció un señor trajeado de negro con un ejemplar de “La odisea” de Joyce y un ramo de lirios blancos en las manos. Mientras nos entregaba uno a cada una, se disculpaba por la forma en la que nos había convocado y nos convenció de que consideráramos un honor posar para tal evento, explicándonos que nos había elegido personalmente a cada una. Tras él un equipo de fotógrafos se acercó dispuesto a inmortalizar el momento…

Al día siguiente la prensa, la radio y la TV se hicieron eco de semejante suceso y la foto lució en las portadas de las más prestigiosas revistas nacionales y extranjeras. La cita resultó, finalmente, inolvidable. 

 ©lady_p