
Aquella mañana Nora se levantó preocupada. Había tenido una terrible pesadilla en la que sentía que su reloj interior se paraba. La mano de un ser grotesco atravesaba su pecho y arrancaba de cuajo el mecanismo del reloj que hacía las veces de corazón e impulsaba su vida. El recuerdo de semejante sueño la inquietó. Por eso, de vez en cuando, colocaba las manos sobre su pecho para percibir el tic tac y comprobar que seguía funcionando. Hasta que el recuerdo de las manecillas de turmalina negra la alivió: su poder la protegía de cualquier negatividad.
©lady_p
Participación en el reto “Escribir Jugando” desde el Blog de Lidia Castro.
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Precioso, Lady.
Me ha recordado a «La Mecánica del Corazón», de Mathias Malzieu. Si no lo has leído, creo que te encantará.
Felicidades.
Abraaazooo
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Qué pedadilla más terrible. Buen reto, Lady P. Muchas gracias por tu aporte al desafío de este mes. Un abrazo grande.
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Precioso Lady, me encantó. Un abrazo
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Hola lady_p.
¡Horrible pesadilla! Un abrazo. Marlen.
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