La (ab)solución

El reo fue conducido a través de un largo pasillo, en uno de cuyos laterales se agrupaban las celdas. Unas esposas aseguraban la inmovilidad de sus manos. Nada ni nadie había podido demostrar su inocencia.

De pie esperaba la apertura de la puerta de acceso a su cubículo -apenas cinco metros cuadrados- donde podría pasar algunos años. El juez tenía en sus manos una decisión difícil pero justa que, de momento, le proporcionaba algo más de tiempo.

Repasaba lo sucedido una y otra vez mientras caminaba de un lado a otro. Revisaba mentalmente las declaraciones, consciente de que todo pendía de la aparición de una sola prueba que acreditara su paso por la gasolinera. Recordaba su asistencia a una especie de mitin pacifista en la calle. Pero no coincidió con ningún conocido. Allí estuvo una media hora. Luego marchó a buscar el coche, puso gasolina, pagó en metálico y se fue a casa. No había testigos.

Las luces se apagaron. Hora de dormir, cosa que no podía permitirse. Sabía que algún detalle insignificante se le escapaba. En aquel momento recordó aquello que había leído sobre las alucinaciones hipnagógicas y Einstein. Lo intentó y se dispuso a dormir con un jarrito de agua en la mano, que se vertió en cuanto que le venció el sueño. Entonces se despertó sobresaltado y lo vio claro: la gasolinera había sorteado entre los clientes el pago de un año de gasolina gratis y había salido el 155. Recordó que había participado y que el boleto estaba en su cartera, en un bolsillo secreto. El abogado era su salvación.  

Por la mañana se lo contó. Y unas horas más tarde le visitó para comunicarle que en la cartera no había nada, que la condena se haría firme en unos días. Luego salió y se dirigió a la gasolinera. Enseñó la papeleta premiada aún en vigor y llenó su viejo Ford con gasolina especial sin plomo: «Este año –se dijo- no gastaré un céntimo en repostar. Al fin y al cabo sólo soy un maldito abogado de oficio. No me puedo permitir tener escrúpulos». 

©lady_p

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Participación en ‘Relatos Jueveros’ esta vez desde el blog “Neogeminis Mónica Frau”.

Los supuestos elegidos son: 1.- Un personaje en riesgo. 2.- Un detalle insignificante 3.- Una decisión difícil 4.- Una promesa rota.

17 comentarios sobre “La (ab)solución

  1. Hola, Lady.
    Un relato muy intrigante, más por la posible realidad de la historia.
    Creo que fue Napoleón quien dijo que el hombre en quien depositaba más confianza era su barbero, porque le afeitaba el cuello con la navaja. Yo creo que, hoy en día, hay que tener muchísima confianza en tu médico y en tu abogado. Son dos basas importantísimas para tu supervivencia. 😜😅
    Enhorabuena, buen reto.
    Un Abrazo.

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  2. Caramba Lady_p, Que miedo da este relato.
    Si tienes una sola prueba de tu inocencia y tu abogado la elimina es para echarse a temblar.
    Buen relato 🙂

    pd -Me he permitido dejar el enlace bueno de tu entrada en el blog de Neogéminis, porque el que has dejado no funcionaba Me llevaba a mi propio blog de WordPress.
    Un abrazo.

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  3. Una buena entrada , me han dado ganas de coger al abogado y darle su merecido. Como se puede ser tan miserable , la única prueba de salvación y no la utiliza para aprovecharse de ella,
    Me gusto mucho. Un besote , feliz finde.

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