La pócima

Imagen: Internet

Flyn salió como cada mañana del agujero donde vivía pared con pared, junto al laboratorio del humanoide que trabajaba día y noche en su laboratorio. El diminuto subía de cajón en cajón hasta la cima del escritorio, resoplaba y daba los buenos días mientras el profesor se rascaba la verruga y proseguía alimentando su pócima:

−El cascabel de una serpiente, un pelo de búfalo, la púa de un erizo, grasa de foca, un anca de rana…

−¿Para cuándo acabarás? –preguntaba Flyn impaciente.

−Ten paciencia. Esta vez no fallaré. Lo tengo todo controlado.

−Eso mismo dijiste la última vez –le reprochó−. Me has convertido en oruga, en cucaracha y en una mosca verde. ¿Qué tiene todo eso que ver con un apuesto ser humano de 2.00 m de estatura?

−Nada. Pero todos esos errores me han servido para perfeccionar la fórmula y profundizar en mis conocimientos.

Flyn movió la cabeza a ambos lados y se volvió a su mini cuchitril dispuesto a pasar otro día sin resultados. Y allí, tumbado en su cama, soñaba con verlo todo desde las alturas y mirar a todos desde arriba. Soñaba ser grande y alto , lo más parecido posible a un jugador de baloncesto.

Mientras, el profesor Braun se afanaba en su nueva fórmula para crecer, saboreando la fama y notoriedad que alcanzaría una vez la consiguiera:

−Ya me imagino recibiendo el Nobel −pensaba−. Todos querrán conocerme y estrechar mis sabias manos. La prensa, la radio y la TV concertarán entrevistas. Seré rico y famoso…

Por fin, a la mañana siguiente, Flyn escuchó:

−¡Esto está listo! Esta vez funcionará, te lo garantizo.

Se levantó de un salto y salió raudo y veloz dispuesto a beber su ración de pócima, consistente en un vaso de un líquido verdoso –aparentemente repugnante- que le sumirían en un profundo sopor que duraría dos días y tres noches, los mismos que duraría transformación y tras los cuales –en teoría- su tamaño sería el de un apuesto joven de 2.00 m de altura.

Y así lo hizo. Bebió y bebió hasta apurar aquel líquido amargo. Luego se echó en la cama dispuesto a dormir. Mientras, el científico ilusionado, salió a comprarle algo de ropa tamaño XXXL y zapatos del número 48-50. Todo debía estar preparado para el despertar.

Cuando volvió estaba tan cansado que se quedó dormido junto a Flyn.

De repente un fuerte gruñido le sacó del sueño.

−¿Qué es esto? –gritó−. Algo extraño está pasando…

Entonces vio a un enorme dragón de rostro conocido, tan verde como el brebaje, que ocupaba toda la habitación. Le miró fijamente a los ojos y reconoció la mirada enfadada de Flyn.

−Lo siento amigo. Algo ha fallado. Por lo menos esta vez eres un animal de gran tamaño. Todos querrán conocerte. ¡Alégrate Flyn, por fin cumpliremos nuestros sueño: tu eres grande y mirarás desde arriba, y yo seré famoso!

©lady_p

Participación en Vadereto desde el Blog ‘Acervo de letras”, esta vez el relato contiene como uno de los personajes a un ‘dragón’.

20 comentarios sobre “La pócima

  1. Hola, Lady.
    Si ya lo decía mi abuela: «los experimentos con gaseosa»; y añado yo: «Si le agregas tinto y hielo, el resultado estará de miedo». 😜
    La gran pregunta es: Este dragoncete que ha pasado por oruga, cucaracha y mosca verde, ¿Qué era antes? No veas el cambiazo que ha dao el muchacho.
    Interesante fábula que te enseña que no debes fiarte de la gente que lleva bata blanca. Que lo mismo te opera de apendicitis, que te quita una muela, que te pinta una habitación entera a brochazos.
    Muchas gracias por tu participación.
    Un Abrazo, paisana.

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  2. Un experimento que al final puede que deje contento también a Flyn, aunque quien más satisfecho se siente es el científico ilusionado. Me ha gustado especialmente el nivel de sacrificio resignado que muestra Flyn en todo momento, con su máxima aspiración de mirar a los demás desde una gran altura. Por fin lo ha conseguido, aunque con un guiño burlón del destino.
    Me ha gustado mucho tu relato. Felicidades.
    Saludos.

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  3. Hola lady_p
    Ya lo hemos dicho muchas veces: ¡Ten cuidado con lo que pides, que te lo pueden conceder!
    Aunque pensándolo bien, tan mal no le fue a Flyn. Porque no jugará al baloncesto, pero seguro que mira a cualquiera por encima del hombro. Otra cosa será la atracción que produzca en las chicas 🤣😂🤣
    ¡Precioso cuento! Un abrazo. Marlen.

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  4. Bueno, espero que realmente esta vez estén los dos contentos. Aunque debería tener cuidado la próxima vez que se beba la pócima. ¡A saber en qué le convierte. Me ha gustado mucho tu relato, es ágil y te atrapa desde el principio.
    Saludo

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