Palabras

Sugerencia de escritura del día
Háblanos de esa palabra que todo el mundo tiene en la boca.

Según Bauman vivimos en una ‘sociedad líquida’. Esta metáfora  del líquido elemento –con toda su capacidad de adaptación, ahí está la clave- aplicada al amor, al miedo o a cualquier otra emoción o aspecto de la vida, ha calado ya en nuestro imaginario. Nadie mejor que el propio Bauman para explicar su propia receta: La Sociedad moderna líquida es aquella en que las condiciones de actuación de sus miembros cambian antes de que las formas de actuar se consoliden en unos hábitos y en una rutina determinadas”. Si traigo esto a colación es porque puede ser la mejor manera de comprender la velocidad con que las palabras que ‘todo el mundo tiene en la boca’ pasan, cambian, se alteran, mantienen muy poca vigencia y finalmente caducan, siendo además extremadamente volátiles y pasajeras pues apenas llegan a boca de todos cuando enseguida son sustituidas por otras.

Hace solo dos o tres semanas todos teníamos en la boca la palabra  ‘elecciones’. Flotaba en el ambiente. No se hablaba de otra cosa. Allá por dónde pasara, de manera explícita o sutil, la escuchaba junto a las correspondientes críticas, comentarios, temores, presagios… Y duró tanto como la campaña electoral. Luego fue sustituida por ‘votación’, después por ‘resultados’ y casi de inmediato por ‘pactos’ seguida de ‘investidura…’. Ahí quedaron todas flotando en el ambiente en un lapsus de tiempo en el que los políticos dejaron de vociferar y callaron: se habían ido de vacaciones y la cuadrilla se dedicaba a dar capotazos para distraer al público…

Pero la vida sigue, así que otras palabras aparecieron en nuestras bocas: verano, vacaciones, playa, chiringuito, conciertos, turismo, viajes… Por otro lado, con el cambio climático en el horizonte, una nueva ola de calor hizo acto de presencia, por eso y gracias a los espacios informativos dedicados ‘al tiempo’ manejamos un amplio vocabulario, de manera que nuevos términos deambularon en nuestra boca como Pedro por su casa: canícula, reventón, dana y cómo no ‘ola de calor’. Y en ello estamos. Esta es la palabra que todos tenemos en la boca: ‘calor’. Y junto a ella pronunciamos otras como temperatura, humedad o record, cuestiones todas que intercambiamos con nuestros amigos, sobre todo si se fueron de viaje por aquello de comparar. Mientras nos quejamos, sudamos, nos duchamos varias veces al día, aguantamos estoicamente bajo el ventilador al tiempo que nos dirigimos lentamente hacia el punto álgido, deseando que pase esta semana y que la madre naturaleza -a quien hemos descuidado- se apiade de nosotros, nos dé un respiro y nos devuelva al calor ‘normal’ y a las temperaturas propias de un agosto cualquiera.

No me cabe la menor duda que en breve otras palabras se pasearán por nuestras bocas, tan fugaces como las actuales ‘ola de calor’, que por cierto y dicho sea de paso, como ya he insinuado, tiene los días contados afortunadamente…

30 cosas me me hacen feliz…

Sugerencia de escritura del día
Di 30 cosas que te hagan feliz.

A lo largo de la vida me han hecho felices muchas cosas, quizá más de 30. He tenido momentos sublimes e irrepetibles, de esos que sólo se dan una vez en la vida y por eso no aparecen en la lista. Hablamos de la felicidad de andar por casa, supongo, la que nos llega a través de las cosas cotidianas y sencillas, las mismas que hoy por hoy, más que felicidad me producen bienestar o tranquilidad y me parecen un regalo. El término felicidad me lo reservo para esas ocasiones excepcionales antes mencionadas y por ello escasas, exclusivas y únicas. La felicidad es apenas un instante. Estoy por creer que no soportaríamos una felicidad prolongada, una emoción de tanta intensidad. Es un clímax que se alcanza muy de vez en cuando. Lo que permanece y se prolonga es el sabor tras haberlo degustado… Estas treinta cosas me han hecho feliz más de una vez a lo largo de mi vida, algunas todavía me dejan ese regustillo para que me relama. aunque sea muy de tarde en tarde. Respecto al orden es absolutamente aleatorio, o sea que las he escrito conforme he ido recordando y me han ido viniendo a la cabeza…

1.-Amar/2.-Contemplar una puesta de sol/3.-Viajar/4.-Compartir una buena mesa/5.-Comer ostras con ribeiro blanco/6.-Contemplar la naturaleza/7.Una conversación interesante/8.Una mirada/9.-Conquistar/10.-Conducir/11.-Escribir/12.-Una siesta/13.-Pisar la nieve/14.-Bañarme en la playa desnuda/15.-Un buen vino en buena compañía/16.-Viajar sin destino/17.-Una canción/18.-Una sonrisa/19.-Estar con mis hijos/20.-Llevar a mi nieto al cole/21.-Cocinar para mi nieto/22.-Hacer fotografías/23.-Compartir juego de mesa con mis hijos/24.-Estar a solas en mi estudio/25.-Reunirme en familia/26.-Sorprender/27.-Regalar/28.-Levantarme temprano para ver amanecer/29.-Desayunar porras/30.-Asistir a una ópera.

Y citando a Jean-Paul Sartre, la «felicidad no es hacer lo que uno quiere, sino querer lo que uno hace» Este maravilloso pensamiento encierra algo de lo que nos olvidamos muy a menudo: la importancia de estar a gusto con lo que tenemos y con lo que hacemos…

©lady_p

La ‘feliquidad’

Sugerencia de escritura del día
Describe un hábito que te aporte felicidad.

Con los años he descubierto -y lo que voy a decir no es ningún misterio- que la felicidad llega más por la vía de las cosas sencillas y pequeñas. Es más con el tiempo mi mayor aspiración no es la felicidad sino la ‘feliquidad’ o sea, ser feliz estando tranquila, porque eso significa que hay un orden, que todo está donde debe estar, que todo va bien a mi alrededor. Prácticamente no necesito más.

Pero hasta llegar a este sabio estado he tenido que transitar un largo camino. La ‘felicidad’ es una palabra muy larga, que tiene muchas letras y que procede del latín, felicítas-felicitátis que significa alegría, gozo o estado de satisfacción espiritual y físico. La felicítas a su vez se deriva de felix-felícis que significa fértil, fecundo. Y cuanto más vamos al origen, mayor grado de pureza nos muestra el término y más se explicita el significado del mismo.

Por otro lado la experiencia sobre el sentimiento o estado de felicidad bascula en función de las diferentes etapas de la vida, entendida ésta como un ciclo que comienza y acaba. Así de pequeños la felicidad adquiere formas simples pero materiales. Del resto no tenemos consciencia. Nos construimos con los años y será en el ámbito de las emociones en las que más tarde encontramos la fuente de auténtica felicidad. Durante la edad adulta se produce una mezcla de todo. La emociones importan -¡cómo no!- pero reunimos muchas aspiraciones a la vez: profesionales, materiales, afectivas, sensoriales. Cada una de ellas nos proporcionará un tipo de felicidad y todas nos conducirán al clímax. Esta es una etapa de grandes ambiciones, de enorme crecimiento profesional, de grandes metas y a veces, hasta de grandes éxitos. Sí, es una fase en la que pensamos a lo grande…

Pero la vida continúa y del crecimiento profesional pasamos al personal, y ambicionamos menos y a vivir conscientemente más: comenzamos a valorar el tiempo como ingrediente que aporta calidad de vida. Menos cantidad y más calidad, este será el lema. Y con los años, será precisamente el tiempo el capital que mejor querremos invertir y administrar. A partir de aquí la voz felicidad se tornará mucho más sencilla. Y si la vida nos regala ‘tiempo’, llegado el momento, daremos rienda suelta a nuestros intereses y aficiones: el placer de las fotografías, pasear con tu mascota y tu amiga, abrir un blog, escribir, contemplar amaneceres y atardeceres, leer un buen libro o cuidar las plantas por ejemplo…Es entonces cuando una comprende que la felicidad, es eso. Y esa palabra tan larga y de tanto recorrido, pasa a tener un significado muy simple que en mi caso, se reduce experimentar tranquilidad, como mucho, satisfacción. Digo yo que por eso me hace feliz contemplar la luna llena o ver como cae el sol, comer un arroz con leche, tener una buena conversación o simplemente, ver reír a mis hijos, estar con mi familia y con los amigos que quiero. Saber que están bien y ver en su felicidad el reflejo de aquella que también fue mía. Son ellos y sólo ellos quienes alimentan mi propio bienestar.

Básicamente eso es la ‘feliquidad’: ser feliz sintiéndome tranquila, estando bien por dentro… Lo demás vendrá por añadidura…

©lady_p