El tomtom

Dede el Blog ‘El bic naranja’, la convocatoria ‘un viernes creativo’ nos invita a escribir sobre el tema missing. 

Siempre he sentido envidia de quienes poseen un buen sentido de la orientación, quizá porque el mío deja mucho que desear. No obstante, esta carencia nunca ha sido un obstáculo para viajar o para ir a cualquier sitio. Tal vez sea por eso que nunca he sentido el menor pudor en preguntar cuántas veces haya sido necesario hasta dar con el lugar exacto. Así ha sido siempre, desde que tengo memoria, hasta que hace ya unos cuantos años se inventó el GPS y me regalaron un tomtom, al que programé con voz de mujer y bauticé con el nombre de ‘Marta’.

Recuerdo que lo estrené un verano, cuando una amiga y yo hicimos un viaje a la Costa Brava y nada más llegar al primer destino fijamos la dirección del hotel para nos guiase hasta la puerta. Al principio todo iba bien. Marta nos indicaba las rotondas y el orden de los ramales. Luego atravesamos una gran avenida y varias calles que salían a derecha e izquierda. Pero claro, lo que Marta ignoraba y nosotras también, era una gran plaza en obras donde se desviaba la circulación en sentido contrario al indicado. Y ahí llegó el lío… El tomtom se redirigía una y otra vez y nosotras parábamos el coche hasta que se aclaraba. Así que entramos en bucle y pasamos varias veces por el mismo sitio. Reglón seguido se me ocurrió probar con el callejero. Lo desplegué e intenté indicar a la conductora sin éxito en la operación, mientras de fondo Marta seguía a lo suyo, dando sus propias instrucciones…

Pasamos un buen rato perdidas, dando vueltas por la ciudad, hasta que finalmente vimos un guardia municipal y recurrimos al método tradicional: paramos, abrimos la ventanilla y le preguntamos. El guardia amablemente nos indicó: «cojan la avenida recta, la primera calle que sale a la derecha y luego la tercera a la izquierda…» Así lo hicimos y en diez minutos ya habíamos llegado a la puerta del hotel. Entonces se oyó alto y claro la voz de Marta: «ha llegado a su destino…».

Sin comentarios…

©lady_p

Remembranza

Para la convocatoria de este mes en ENTC tenemos la palabra SAUDADE, de origen portugués que viene a significar “el dolor de un precioso recuerdo”. Esbozando esta idea se escribirá un relato.

Ha pasado mucho tiempo aunque nunca pasará el suficiente para olvidarte. Tu presencia me dejó un rastro de recuerdos, los mismos que llenan tu ausencia de retazos, de historias, de anécdotas, de risas y también de dolor y de nostalgia…

Y te veo en todos los rincones de nuestra casa. Llegando de la playa con la toalla al hombro y el rostro sonrojado por el sol. O sentado en la cocina comiéndote a bocados el bocadillo de la merienda con las mismas ganas con que devorabas la vida.

Admiro la fortaleza y la valentía con que afrontaste semejante reto y aceptaste la muerte como único destino.

A menudo te añoro. Cierro los ojos para evocar tu rostro, entonces me sonrío y me digo que aunque te fuiste te quedaste…

©lady_p

El Jefe

Vaya soplagaitas que está hecho mi jefe. ¿Es que no sabe ser amable ni hablar con educación? Somos trabajadores no esclavos. Dan ganas de soltarle cuatro verdades a la cara, empezando por su falta de higiene para acabar resaltando su escaso y burdo vocabulario. Me saca de mis casillas. Pero no lo va a conseguir. Voy a respirar hondo como me han enseñado y a devolver buenos gestos y mejores palabras. El tópico ‘predicar con el ejemplo’ creo que sigue vigente… Mañana en cuanto llegue le saludaré amablemente, con una sonrisa. A continuación me sentaré en mi mesa dispuesta a pasar el día en buena armonía con mis semejantes. No me haré mala sangre. No alzaré la voz y tendré pensamientos bonitos…¡Ay…!

©lady_p

Participación en el Reto de Microteatro desde el “Blog Literatureandfantasy”