Dos por uno

El reto de  ‘Cinco Líneas de Adella Brac’, este mes de enero nos invita a escribir con las palabras: fortuna, dinero y mensajes.

Pensaba que la fortuna nunca estaría de mi parte. Jamás gané dinero en la lotería ni una muñeca en la tómbola, hasta que recibí varios mensajes comunicándome que había ganado el primer premio en un sorteo vecinal… No lo podía creer. Nos reunimos en el portal y me entregaron el galardón: un jamón… Mi vecina de al lado, insinuándose, me guiñó un ojo y pensé: ¿a qué también me toca el segundo premio…? 

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Discusión ‘Real’

El reto de  ‘Cinco Líneas de Adella Brac’, este mes de diciembre nos invita a escribir con las palabras: Siento, dónde y dicho.

Melchor, Gaspar y Baltasar discutieron acerca de los regalos: «Lo siento Melchor, no estoy de acuerdo». Dijo serio y enfadado Gaspar. «¿Dónde quieres dejar todo esto?» Preguntó Baltasar y añadió: «Te he dicho que aquí no hay niños pequeños sólo adultos». Entonces Melchor contestó: «Ya, pero adultos con almas de niños y eso a mí me basta. Colocad ahí  el tren, allí los disfraces y en este otro lado las chuches…».

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Una mañana perfecta

Para la próxima convocatoria de ENTC tenemos la palabra NEKAPARTOJAMA, término lituano que viene a significar ‘momento irrepetible’ o ‘situación perfecta’ con la que se nos invita a escribir un texto.

La mañana había amanecido gris y amenazando lluvia, pero a Amancio, a quien gustaba tanto el invierno, le pareció un buen día para salir a pasear. Sin dudarlo y mientras canturreaba, desayunó, se vistió, se enfundó la vieja gabardina, cogió el paraguas y salió.

Las nubes oscuras del día anterior habían descargado durante la noche porque la calle estaba mojada y los baches de la carretera llenos de charcos. Nada más salir del portal un coche pasó a toda velocidad y salpicó su recién lavada gabardina: «parece que Ayuntamiento aún no arregló los socavones…» se dijo paciente.

Apenas llevaba unos minutos caminando cuando un fuerte viento comenzó a soplar y una nube caprichosa descargó sin tregua. Amancio se dispuso a abrir su paraguas pero el viento volvió las varillas, y sin darle tiempo a refugiarse en un portal, acabó mojado como una sopa: «es lo que tiene la lluvia, que moja» dijo mientras se secaba la cara con un pañuelo…

Diez minutos más tarde y después de caminar a duras penas unos doscientos metros desde su casa, Amancio regresaba empapado pero feliz: « una mañana perfecta para caminar» se dijo a sí mismo satisfecho y esbozando una ligera sonrisa…

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Por eso…

Esta semana en ‘relatos jueveros. El blog de ‘Neogéminis’ nos invita a escribir un texto en el que aparezcan ‘las palabras de otros’ recopiladas en algunas frases célebres de escritores y pensadores conocidos que, es este caso, van en cursiva.  

La verdad es raramente pura y nunca simple. Por eso, aunque me quiero explicar con toda claridad me resulta tan difícil. Por eso intento hacer ver lo que yo tengo claro: sólo aquello que se ha ido es lo que no nos pertenece. Y él se ha marchado para siempre y dejarlo marchar susurrándole al oído mi amor incondicional, debería bastar para considerar que cada acto de amor, es un ciclo en sí mismo, una órbita cerrada en su propio ritual.

Con su muerte no dejo de pensar que cada uno tenía un pasado encerrado en sí mismo y ahora ese pasado viaja allá donde vaya, más que un lugar una nueva dimensión, un ‘ser’ más que un ‘estar’, un nuevo principio más que un final… Por eso de nada sirven mis explicaciones, ni mis miedos, ni mis dudas, si ya no las puedo confrontar con él. Y siento que el infierno está vacío y todos los demonios están aquí, ahora, en este momento indescriptiblemente doloroso y triste. Por eso siento miedo, soledad y abandono…Por eso siento que la seguridad, es básicamente, una superstición. Por eso, porque soy incapaz de sentirla.

En algún lugar debe haber un basural donde están amontonadas las explicaciones vacías, absurdas, insuficientes o innecesarias. Una montaña construida con todo lo que ya no sirve ni servirá. Por eso ahora que él ya no está, experimento la impotencia, la desesperación e incluso el miedo de perderme en un relato que no es del todo cierto, que permanecerá incompleto por siempre jamás.

Sólo me resta considerar un mensaje: mantén siempre tu cara hacia el sol y las sombras caerán detrás ti. Por eso, precisamente por eso, todas estas sombras siempre me acompañarán.

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Susurros en el ático

Desde el Blog ‘El Tintero de Oro’, en una nueva convocatoria, nos invita a escribir un micro de 250 palabras sobre el ‘personaje y su entorno’ a fin de profundizar en sus emociones.

Recién llegada a la ciudad, Marta buscaba un piso para alquilar y aquella mañana se había citado con un agente inmobiliario para visitar un ático. Cuando llegó la puerta estaba abierta y se decidió a entrar al tiempo que saludaba: «Hola. Buenos días, ¿hay alguien?». Como nadie contestaba, pensó verlo por su cuenta. Y justo cuando estaba en el dormitorio principal, frente a un amplio armario, con las puertas abiertas de par en par, escuchó susurros y sonidos extraños  que la alarmaron. Se asustó, y casi inconscientemente se metió dentro y cerró las puertas. Después se agazapó en un rincón con las piernas encogidas y la cabeza gacha intentando no hacer el más mínimo ruido.

Sentía que el corazón le palpitaba a toda velocidad y que un ligero temblor se apoderaba de su cuerpo. Fuera, alguien gritaba y emitía sonidos extraños, y ella, presa del pánico, era incapaz de moverse y salir a socorrerla. Gritos y susurros se sucedían. Marta imaginaba escenas terribles, considerando la posibilidad de que el agente fuera un psicópata asesino. De repente, un gemido unánime precedió a un gran silencio.

Miró el reloj, habían pasado quince minutos y apenas se oían algunos sonidos ininteligibles. Entonces abrió la puerta y muy lentamente recorrió el pasillo con pequeños y temblorosos pasos hasta que el salón quedo visible y ahí estaban dos jóvenes en el sofá acabándose de colocar la ropa y sin percibir mi presencia el chico se levantó y dijo: « Y ahora ¿te enseño la casa?»

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Marea solidaria

El reto de  ‘Cinco Líneas de Adella Brac’, este mes de octubre nos invita a escribir con las palabras: Derroche, estado y atención.

El pueblo se volcó en un derroche de solidaridad. Jóvenes y mayores caminaban silenciosos, en estado de alerta y de atención a cuanto salía a su paso. Palas, escobas y rastrillos eran las únicas armas para luchar contra el  enemigo número uno que lo impregnaba todo: el barro. Y una pátina de esperanza envolvió aquella marea de anónimos hermanos que paso a paso atravesaba el puente hacia el barrizal.

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Jugando con las ‘nubes…’

Desde el blog ‘Artesano de la palabra’, el reto juevero de esta semana nos invita a escribir un relato de nos más de 350 palabras sobre el tema ‘nubes’.
Fotografía: mp_dc

A menudo me preguntan si ‘estoy en las nubes’ porque con frecuencia me quedo absorta en mis propios pensamientos, cosa que me sucede, sobre todo, cuando lo que hay en mi entorno o una determinada conversación no despierta mi interés. Desde pequeña he alimentado mis sueños, he tenido una vida interior muy rica y mi cabeza pocas veces está quieta. Casi nada ha cambiado con la edad. Sin embargo considero que lo realmente peligroso no es ‘estar en las nubes’ sino bajar… Y es que a veces es mejor quedarse en ellas porque en realidad ‘no hay nublado que dure todo el año’.

Y es por esa idea de andar siempre refugiada en las alturas que a menudo suelo caminar mirando el cielo, sobre todo si está plagado de nubes para jugar con ellas, y ya de paso, acudir al sabio refranero para interpretarlo. ‘Borreguitos en el cielo, charquitos en el suelo’ me digo, y acierta, porque aquel día no paró de llover. Claro que cuando se trata una lluvia persistente ya nos avisa el ‘nublado a mediodía’ que garantiza, ‘agua para todo el día’. Eso sucedió ayer y me quedé en casa sin salir a causa de la lluvia.

Pero las nubes también suelen ser metafóricas como cuando una siente ‘un nubarrón’ en la cabeza y sin poderlo evitar,  los malos augurios se apoderan de nosotros y miramos la vida con cierto pesimismo, con el pálpito de un mal presagio. Entonces, más que nunca, es necesario que la nube descargue toda el agua, que se despeje la atmósfera, para que de nuevo el sol luzca en el horizonte. Al fin y al cabo ‘toda nube negra tiene su orilla de plata’ y ‘la melancolía no es más que la sombra de una nube pasajera’. Sí, todo pasa, también las nubes y los nubarrones, y algunas veces, a continuación, en el cielo queda dibujado un hermoso y brillante arcoíris que nos asegura que ‘tarde de arcos, mañana de charcos’.

En fin, de vez en cuando está bien recordar que ‘toda nube negra tiene su lado claro’ y que después del ‘nublado’ el sol brillará de nuevo… Y esto no es una metáfora…

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Esquizofrenia…

Desde el Blog ‘Varietes’, Ginebra nos propone escribir un relato inspirado en  un ‘Mosaico’ de frases y palabras que deberán incluirse en el texto.

El ‘oráculo’ había sido claro mencionando ‘la búsqueda del alma’ como requisito fundamental para ‘desentrañar’ toda la verdad y liberarme. ‘Lejos de casa’ sentí ‘de todo corazón’ no tener a mis amigos más cerca. Tenerlos para poder hablarles, yo a ellos y ellos a mí, en esta ‘mi hora más oscura’.

No podía creer que otra vez estuviera pasando, ni que me sintiera de nuevo tan sola. Pero ‘lo que vuelve’ está demasiado ‘enredado’ y estos ‘días extraños’ no hago sino recordar ese pasado feliz, cuando todo parecía marchar de manera apacible. ‘¡Adelante, hacía arriba!’ me repito a mí misma como una letanía. No es la primera vez –ni será la última, sospecho- que el ‘contagio’ de un pesimismo exacerbado me pone fuera de mí. Asistir a este ‘espectáculo de humo’ no me permitirá un ‘nuevo crecimiento’.

Recuerdo que la última vez que mis fantasmas me visitaron me llevaron hasta el delirio, la locura, la pérdida del equilibro y me trajeron de vuelta el miedo y la desolación. Esta es la ‘gravedad’ de los hechos que me hacen sentir como en el ‘mito’ de Sísifo, cargando siempre con el enorme peso de mi propia piedra.

Por más que lucho, por más ‘reflexión e introspección’ que haga, por más que me insista a mí misma en que no son o no existen, ellos están presentes, aparecen cuando menos lo espero. Los veo. Sus voces me hablan y me repiten sin cesar que el ‘futuro pasó’ porque lo que ha de venir es la repetición del pasado. Lucho para que se vayan, para que desaparezcan. Pero vienen conmigo, me acompañan allá donde vaya y me ordenan que obedezca con ciega sumisión, que someta mi voluntad a la suya para después sentirme desdichada, infeliz y desgraciada… Y este es el ‘trance’, porque nadie los ve excepto yo…

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El viaje

Para la convocatoria de este mes de octubre en ENTC tenemos la palabra RAME, que viene a significar ‘la belleza del caos’. Esbozando esta idea nos invitan a escribir un relato.

Nos empeñamos en viajar a la Isla de Pascua y lo conseguimos. Y después de un vuelo nocturno, surcando el cielo de diversos países, llegamos al amanecer, agotadas pero con buen ánimo. Nada más bajar del avión nos obsequiaron con los famosos collares de flores y un coche de la agencia nos esperaba para llevarnos al hotel.

Una vez instaladas, desayunamos y nos marchamos a la playa. El día parecía radiante, nada hacía presagiar el desastre que nos aguardaba. Tumbadas en la arena planeábamos la estancia, cuando de repente el sol se ocultó tras unas nubes que consideramos pasajeras. Pero no fue así. El cielo se oscureció y comenzó a soplar un viento desapacible y fuerte. Comprobamos que la gente recogía y se marchaba…

Nosotras nos resistíamos, no queríamos marcharnos. Hasta que de pronto vimos cómo se desplazaba desde lejos una ola gigante hacia nosotras. Corrimos pero fue inútil. Aquella muralla de agua se estrelló contra la costa arrasándolo todo, sembrando el desorden y el pánico. Nos metimos dentro de un tubo de una alcantarilla, con tanta suerte que el agua nos cubrió hasta la cintura. Cuando salimos un sosegado y silencioso caos imponía un nuevo paisaje en la Isla.

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El desahucio

El reto de  ‘Cinco Líneas de Adella Brac’, este mes de octubre nos invita a escribir con las palabras: Algunos, tendrías y directora.

Algunos días te veía demasiado cansada. Yo no dejaba de preguntarme si no tendrías que consultar al médico. Tú callabas. Hasta que una mañana llamó la directora del banco: teníamos una última oportunidad, o pagábamos o nos desahuciaban…

Salí a pasear al parque y acabé sentado en un banco tomando un café. Entonces alguien pasó por delante, alargó la mano y me dio una moneda: todo estaba perdido.

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