Pies para que os quiero…

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Lo más lejos de nuestro cuerpo son las plantas de los pies. Distancia medida desde nuestra cabeza claro, parte que representa la consciencia pues en ella tenemos el cerebro. Y qué poco interés nos despiertan los pies. Qué poca importancia les damos. No están a la mano ni a la vista como sus homólogas superiores, las manos, a las que prestamos mayores cuidados porque se ven. En cambio, en el caso de los pies, pueden pasar años sin que los miremos, y sin embargo, cuánta importancia tienen en el contexto del cuerpo y de la vida.

Las plantas de los pies constituyen nuestro sustento, nuestro apoyo, nuestro soporte. Gracias a ellas podemos caminar, permanecer erguidos, mantener el equilibrio o correr veloz como una gacela. De no ser por los pies y sus plantas, nuestras vidas no serían como son. No nos desplazaríamos a ninguna parte. Que se lo digan si no a todas esas personas que aunque tiene pies, no pueden caminar. Seríamos como ellos. Seres sedentes que necesitan de una mecánica subalterna para ir de un sitio a otro. Los pies nos permiten huir de una situación peligrosa y también nos pueden paralizar en estado de pánico. Los pies tienen una función importante en nuestro marco anatómico.

Si serán importantes los pies que cualquier alteración, problema o padecimiento, condiciona nuestra vida cotidiana. Pasamos de ser independientes a no serlo y necesitar la ayuda de objetos auxiliares que suplan la falta de apoyo -bastones, muletas, tacatacas- o de alguien para casi todo. Es entonces y solo entonces cuando valoramos y consideramos prestarles un poco de atención y ofrecerles ciertos cuidados. Sólo cuando no podemos caminar con normalidad, cuando nos duelen, cuando se aquejan de cualquier malestar, comprendemos que son una parte muy sensible y delicada. ¿Cómo si no explicaríamos la molestia tan grande que supone una pequeñísima piedrecita en el zapato? La sensibilidad plantar es extrema. Comprobado.   

Si serán importantes los pies que contienen una psicología propia. Y más allá de lo físico y fisiológico, representan una hermosa metáfora tanto en cuanto nos arraigan al suelo, nos mantienen en el presente y nos permiten avanzar. Por eso la forma de caminar dice mucho de una persona: la edad, la etapa de la vida, la inseguridad, la valentía, el miedo, la duda, el conflicto y el estado de ánimo en general…

En definitiva, los pies simbolizan arraigo y firmeza, están relacionados con nuestra manera de ser y de ver la vida. Además cada pie refleja todo nuestro cuerpo en la planta, a donde van a parar muchas terminaciones nerviosas. Así el pie izquierdo representa el hemisferio derecho del cerebro, nuestra parte sensorial, más femenina. En él se representa el futuro, lo inconsciente.  Y el pie izquierdo encarna el hemisferio derecho, la parte más masculina, lo consciente. Y otra cosa importante, las plantas de los pies constituyen una puerta de entrada y salida de la energía proveniente de la madre tierra.

¿De verdad no creen que existen demasiadas razones como para empezar a ser amables y portarse mejor con nuestros queridos pie?

Que así sea…

©lady_p