
Leí y leí aquel libro con el interés propio que me despertaba junto al que me provocaba imaginarla a ella en semejante lectura. Y mientras lo sostenía entre mis manos, avanzaba cada página deslizando por cada una de ellas las yemas de mis dedos buscando su rastro, movido por el deseo de que mis huellas exploraran y acariciaran las suyas hasta coincidir. Paseaba la vista por cada uno de los renglones, escudriñando cada palabra del texto, adivinando e intuyendo sus gestos, a sabiendas de que sus ojos habían pasado antes por allí.
De vez en cuando, en el extremo superior, a la derecha, observaba el doblez allí donde se había detenido y me paraba yo también un instante para pensar que justamente aquí, dejándose llevar por el cansancio o el sueño, su mirada se habría detenido para pausar lectura y descansar.
Y entonces cerraba los ojos y dejaba volar y imaginación…
©lady_p